viernes, 20 de enero de 2012

RECICLAJE SOLIDARIO



Quién hubiese dicho que las botellas y los envases contienen solidaridad. Que destapamos esperanza y bondad cada vez que abrimos una bebida. No hace mucho  tiempo surgió una idea tremendamente original. Se basa en el llamamiento a la generosidad colectiva y a la protección del medio ambiente. Esta iniciativa altruista fomenta la recolecta de tapas plásticas para ayudar a personas discapacitadas con una alta dependencia. El reciclado de tapones permite la recaudación de fondos, que se destinan a la investigación de enfermedades raras, la financiación de prótesis o a la compra de sillas de ruedas homologadas.  
No sirven todos los tapones. Las tapas metálicas o los corchos no son aptos para la recogida. La planta de reciclaje sólo aceptará la entrega de tapones que provengan de botellas de agua, de bebidas refrescantes, zumos, el tapón del champú, gel, pasta de dientes, el del jabón líquido de la lavadora, los envases de yogur y de otros productos similares. Cada tonelada de estos tapones equivale al pago de alrededor de 200 o 300 euros.


La empresa reutilzadora aporta una solución medioambiental a la lenta degradación del plástico y contribuye, al mismo tiempo, a mejorar la calidad de vida de cientos de niños y a sus familias. Los tapones son fáciles de acumular, ocupan poco volumen y están fabricados de un material de gran calidad. El polipropileno soporta 7 u 8 reciclados sin perder sus propiedades.
Esta cadena de favores ha movilizado a cientos de personas de múltiples partes de nuestro país traspasando fronteras. Las familias afectadas reciben diariamente grandes cantidades de tapones, que se depositan en puntos de recogida o llegan a través de mensajería procedentes de distintos lugares. Esta colaboración anónima y desinteresada de muchos ciudadanos ha favorecido a los más necesitados con un sencillo gesto.


 

miércoles, 16 de noviembre de 2011

BESOS DE PICO



Les presento a Pedro y Buddy. Unos pingüinos adorables que luchan por su amor. Su historia comienza con un auténtico flechazo. Esta pareja de machos pertenece a la especie de pingüinos africanos, de El Cabo o anteojos, pero no vive en tierras africanas. Se conocieron en el zoológico de Canadá y desde entonces se han vuelto inseparables.
A estos animales también se les conoce como pájaros bobos, pero de bobos no tienen ni un pelo. Mejor dicho, no tienen ni una pluma de bobos. Reciben este apodo, porque son aves marinas que no saben volar y caminan de forma atolondrada. A mí, particularmente, no me gusta ese nombre. Creo que no les hace justicia. ¿Por qué no pensar que se mueven al ritmo del son que llevan dentro, como baila el pequeño Mumble en Happy Feet?   
No merecen ese apelativo. Los pingüinos son excelentes nadadores en las aguas del hemisferio Sur. La especie de Pedro y Buddy puede alcanzar una velocidad de 20 a 33 Km/h. Poseen una musculatura perfecta, capaz de regular la temperatura interna y que está preparada anatómicamente para sobrevivir al medio. Han adaptado sus alas en aletas y las patas les sirven de ayuda para propulsarse cuando nadan. Soportan temperaturas extremas, gracias a la protección de una capa de grasa, que tienen debajo de la piel.  Peces, cefalópodos y plancton constituyen su alimentación. Además, viven en grandes colonias y suelen cortejar a la misma pareja durante la época anual de reproducción, pero en el siguiente apareamiento la cambiarán.
Pedro y Buddy, sin embargo, no son infieles. Lo de ellos es amor verdadero. Desde que se vieron están muy unidos. Comen juntos, se van a dormir juntos y ambos se hacen cariñitos. Ninguno de los dos se fija en las hembras, algo que preocupa a sus cuidadores. Cada vez quedan menos ejemplares de esta especie y puede entrar en peligro de extinción. Por ello, los biólogos del centro han decidido separarlos, aunque solo por el momento. Estarán distanciados hasta que consigan procrear con las hembras, así se garantizaría la continuidad de la especie. Después, volverán a unir a Pedro y a Buddy, claro. No iban a permitir que se truncara esta bella relación, pero me da que a la linda pareja pingüinil no le hará ni pisca de gracia.